Por: Representante Jorge Tamayo
La generación actual no tiene esperanzas en el futuro porque le hemos negado en el pasado y le estamos negando en el presente, la oportunidad para construir un proyecto de vida significativo en correspondencia a su cosmovisión. La hemos empujado a la dura decisión de canjear su vida por heredar a las generaciones próximas; una sociedad justa, equitativa, inclusiva y donde la igualdad sea real y efectiva; donde la educación, en todos los niveles y modalidades, sea de calidad, gratuita y sin barreras de acceso a ella.
Esta generación demanda una educación pertinente que interprete las limitaciones del medio ambiente, que le otorgue las capacidades y competencias necesarias y suficientes para transformar su entorno, para generar riqueza y para que nuestra nación crezca económica y socialmente. Quieren abandonar la educación tradicional que los ha venido formando para ser empleados administradores de una riqueza que les es ajena.
Desea esta generación, y con ella las futuras, una educación que los forme en principios y valores en consonancia con una nueva ética social que tengan como elemento fundante extirpar de raíz en Colombia las conductas reprochables socialmente, como la corrupción y todas las formas de delincuencia o punibles.
Sus voces y actitudes claman por una educación centrada en la formación de seres humanos felices, amantes de la vida y su disfrute a plenitud.