Por Dilian Francisca Toro Torres
Los campesinos colombianos hacen parte de los grandes olvidados del país. Ellos constituyen más de 14.5 millones de colombianos cuya realidad ha estado impactada por factores como los altos costos de los insumos agrícolas, la mala condición de la infraestructura vial, las dificultades para el acceso a créditos, la falta de programas para la comercialización, además de la ausencia del Estado para apoyarlos en sus procesos productivos, de tecnificación y educación, entre otros.
Sólo para ilustrar la dramática situación que viven nuestros campesinos, basta señalar que en el primer semestre de este año los insumos para el agro incrementaron sus costos entre el 30 y 40%, provocando que, en muchos casos, el fruto de sus esfuerzos sólo produzca pérdidas.
No podemos perder de vista que el desarrollo económico del país depende en buena parte de la consolidación del campo. Y es que, invertir en el sector agrícola tiene un efecto multiplicador en la economía: cada peso invertido genera $2.18 en la cadena productiva y cada empleo agrícola significa 1.85 empleos.
Por eso, ante la situación que vive este sector y entendiendo la importancia que tiene para el desarrollo y bienestar de la gente, el Partido de la U, acaba de presentar en el Congreso el proyecto de Ley ‘Transformación agropecuaria’, para fortalecer la economía campesina a partir del desarrollo de iniciativas que fomenten la asociación y el fortalecimiento organizativo campesino y a su vez, garanticen la soberanía alimentaria en el país.
Entre las propuestas del proyecto está la creación de la Agencia de Comercialización de Alimentos para la Seguridad Alimentaria, que además permitiría estabilizar el ingreso de los productores campesinos. También pretende dar acompañamiento institucional para la elaboración de un Plan Estratégico de Producción Campesina.
Con el fin de eliminar las trabas que el sector tiene para obtener financiamiento, la Ley propone establecer una línea de acceso a microcréditos segmentados, dirigidos a las Asociaciones campesinas, a las cuales no se les exigirá un codeudor o una garantía de riesgo. Además, les permitirá obtener las tasas de interés más bajas del mercado.
Para dar mayor estabilidad económica a la comunidad del agro, la iniciativa busca que el campesinado pueda acceder a seguros agropecuarios que incluya cláusulas sobre riesgo climatológicos y meteorológicos; de comercialización y volatilidad de precios, así como respaldo a las deudas de hasta un 100% de garantía. Otros beneficios son el establecimiento de programas de infraestructura vial, que faciliten la comercialización de los productos, la apropiación digital y la innovación, así como educación pertinente para los jóvenes del campo.
Estoy convencida de que la transformación del campo en nuestro país es posible si hay decisión política. Así lo demostramos durante mi gestión como gobernadora del Valle del Cauca, a través del Plan Frutícola, con el cual fortalecimos el sector del agro en la región. En su primera etapa este programa benefició a 3.856 campesinos de 65 organizaciones, en 29 municipios y logró incrementar en más de un 20% su producción y la calidad de sus productos. También conseguimos 14 alianzas con grandes superficies comerciales y 5 asociaciones preparadas para exportar.
Por eso, el proyecto de Ley ‘Transformación agropecuaria’, constituye una gran oportunidad para el bienestar de nuestros campesinos y de los colombianos en general. Se trata de una propuesta que ha surgido del diálogo que los integrantes del partido de la U hemos sostenido con las comunidades que hacen parte de esa Colombia olvidada, las cuales claman por soluciones reales a sus problemas cotidianos.
En mi opinión, fortalecer el campo significa avanzar en la transformación de una Colombia más justa e incluyente, porque estamos aportando al desarrollo sostenible, al mejoramiento del medio ambiente, a la seguridad alimentaria, a combatir la pobreza, reducir las brechas sociales y consolidar la paz.
