Por José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U
Plan pistola o no, lo cierto es que están matando indiscriminadamente a nuestros Policías. La sistemática ola terrorista de los últimos meses con emboscadas que asesinan a nuestros hombres de la Fuerza Pública, son señales de guerra que confirman que no podíamos ser tan ingenuos al creer que hay voluntad de Paz por parte de grupos armados que anteriormente se alejaron de este precepto.
Al señor Director de la Policía Nacional, General William Rene Salamanca, a los miembros de esta institución y en especial a los familiares de la patrullera Paula Cristina Ortega, de 27 años, asesinada con cinco tiros por dos hombres que se movilizaban en una motocicleta en Neiva, les transmitimos nuestra voz de solidaridad y condolencias ante la acción de terrorista de las disidencias de las Farc, que no acuden al diálogo, sino a la barbarie y a la reiteración de la violencia cobarde.
Aunque la existencia de un plan pistola contra los miembros de la policía fue negada por las disidencias de alias Iván Mordisco, el actuar de la estructura criminal y las pruebas halladas tras el asesinato de la patrullera parecieran indicar lo contrario. La entrega de recompensas por el asesinato de policías, nos regresa a los años 80 y 90, cuando el narcotraficante Pablo Escobar pagaba por la desaparición de los uniformados. Una historia que no podemos permitir se vuelva a repetir.
Cada oficial, soldado, policía o civil muerto, cada atentado, cada mancha sobre nuestro ecosistema, cada afectación al Estado y cada día de sufrimiento social, entre otros aspectos que debemos erradicar de la faz del país, constituyen un golpe a la confianza de los colombianos en el proceso de Paz Total.
Ante esta alarmante situación, es definitivo que el Gobierno Nacional respalde y revista de autoridad a la Fuerza Pública. Hoy, más que nunca, rodeamos al Ministerio de la Defensa, a la Dirección nacional de la Policía, a nuestros agentes, y en general a todos los integrantes de las fuerzas del orden en su misión constitucional de garantizar la vida, bienes y honra de los ciudadanos, destacamos su compromiso con el país y hacemos un llamado al Presidente Gustavo Petro a que conmine en las próximas negociaciones con las disidencias de las Farc a desistir prontamente del inútil derramamiento de sangre.
Los grupos armados que se van a someter al proceso deben saber que la paciencia tiene un límite y no estamos dispuestos a negociar con la presión de despiadados episodios de violencia. Las disidencias de las Farc y los demás grupos, tienen que poner sobre la mesa las cartas con las que quieren acordar la paz, porque los colombianos no podemos seguir sometidos a una doble moral negociadora en la que, por un lado, se habla de acabar con el conflicto y por el otro se atiza la hoguera de la guerra.