Por: Víctor Manuel Salcedo
Representante a la Cámara por el partido de la U
Las reformas propuestas por el gobierno del cambio han generado una verdadera tormenta política, aún con implicaciones económicas, han sumido a la administración de Gustavo Petro en una evidente inestabilidad: han roto la coalición de gobierno, encendido las alarmas en sectores clave como educación, salud, empleo, pensiones, sin contar la propuesta de reforma a servicios públicos, ampliamente anunciada y que desde ya genera temores.
¿Si las reformas del cambio son tan buenas, soportadas técnica y académicamente por qué algo tan bueno está teniendo efectos tan negativos sin siquiera haber sido aprobadas por el Congreso de la República?
Inicialmente, las reformas tuvieron su efecto demoledor al interior del propio gobierno, en lo más intimo del consejo de ministros voces técnicas, con experiencia probada y años en la administración pública advirtieron sobre los efectos de las propuestas presentadas al Congreso, lo cual les costó el cargo, por si fuera poco y para agregar más a la convulsionada situación, el presidente Petro, de forma unilateral, rompe la coalición de partidos al interior del Congreso mediante un mensaje en su red social preferida.
En resumen, en poco más de un año el primer mandatario a cambiado a 11 de sus ministros, convirtiendo su administración en la que más han salido ministros en los primeros 12 meses de gobierno, si se miran las cifras de este siglo (desde 2002) según indica un estudio del diario La República.
Es posible afirmar que las reformas propuestas por el gobierno del cambio han sido uno de los principales factores de inestabilidad política y crisis ministerial, al punto de decisiones desesperadas desde la Casa de Nariño como promover y apoyar cuestionadas y para nada espontáneas ni voluntarias movilizaciones nacionales, con el objetivo de presionar al Congreso de la República para su aprobación y con el objetivo de ganar aceptación ciudadana ante la evidente desfavorabilidad del gobierno.
Para la segunda semana de octubre viene un nuevo intento de aprobación de reforma a la salud en la plenaria de la Cámara de Representantes, en medio de una nueva amenaza de crisis ministerial, de una carrera electoral que definirá los gobiernos regionales y de un anunciado acuerdo nacional que hasta el momento solo se encuentra en el plano del discurso, como de costumbre.
Con todo respeto al Presidente y a su equipo de gobierno, sería bueno que replantearan las estrategias hasta ahora implementadas, pues es evidente que el estilo de confrontación del primer mandatario y de pensar que es al único gobierno al que el Congreso y las Cortes no le caminan en todas sus pretensiones, no ha servido y es el país entero el que paga con los platos rotos, recibiendo los efectos negativos de quizás la falta de entendimiento del funcionamiento de sistemas democráticos donde el equilibrio de poderes es un pilar fundamental.
Ojalá las reformas del gobierno del cambio no sigan tumbando ministros y en la Casa de Nariño se den cuenta que quizás el culpable toca buscarlo al interior de la misma casa y no afuera.