Con altos índices de pobreza y atraso el Pacífico colombiano ha sido una de las regiones más olvidadas del país. Basta con señalar que el 30.9% de sus habitantes sufre de pobreza multidimensional, en tanto que el desempleo juvenil ha alcanzado niveles superiores al 34% en Quibdó, 26% en Pasto, 20% en Cali y 34% en Popayán. Se trata de una situación que he palpado en mis recorridos por la región, en los que he podido dialogar con sus gentes sobre sus necesidades y anhelos, pero también sobre las soluciones a sus problemáticas.
Ante este grave panorama, quien asuma las riendas del país el 7 de agosto se enfrenta a importantes retos para pagar la deuda histórica que se tiene con nuestro Pacífico. Una de las principales apuestas es fortalecer la economía. Esto es posible desarrollando políticas que articulen a las MiPymes como proveedoras de grandes empresas, por medio de estrategias como los clústeres económicos y el desarrollo de proveedores y empresas ancla para promover el desarrollo económico local. También se debe impulsar el emprendimiento con acceso a financiación por medio de una política de microcrédito y emprendimiento.
De otra parte, se debe impulsar la creación de nuevas empresas como las del sector pesquero artesanal e industrial, en Tumaco y Buenaventura. También, fortalecer el ecoturismo como motor para el desarrollo y generador de empleo para mujeres y jóvenes. A los proyectos macros en esta área se le debe dar estímulos de 20 a 30 años para que tengan competitividad.
Además, hay que implementar una política de empleabilidad juvenil que tenga en cuenta la educación dual para formar a los jóvenes en competencias acordes con la demanda laboral y que garantice la protección social y sus derechos laborales. También, crear redes de emprendedores con acceso a programas de tutorías de empresas para apoyar sus proyectos.
Para la mujer rural y urbana se necesita crear programas para que alcancen su autonomía económica. Además de darles capital semilla se les debe acompañar para el éxito de sus proyectos productivo. Todo esto, articulado con las apuestas de los gobiernos regionales para su inserción laboral y con el fortalecimiento de las MiPymes que ellas lideren.
Otro reto es el de fortalecer la infraestructura, mediante el desarrollo de obras que garanticen el acceso de las comunidades al agua y a los servicios públicos. Pero también, el desarrollo y culminación de proyectos como el dragado de profundización del canal de acceso al Puerto de Buenaventura; finalizar la doble calzada Buga-Buenaventura; promover el Distrito de Buenaventura como zona económica especial; consolidar el Tren del Pacífico y articularlo con el tren de cercanías del Valle, la modernización y ampliación de los aeropuertos de Palmira y Buenaventura, así como la culminación de las dobles calzadas Santander de Quilichao- Popayán y Popayán-Pasto e impulsar la conexión Pacífico-Orinoquia.
La educación como eje transversal para mejorar la calidad de vida de los habitantes del Pacífico es otro eje prioritario. Es necesario mejorar la infraestructura y las políticas de calidad educativa. También hay que garantizar los recursos financieros para atender a la primera infancia, así como crear un fondo condonable para la educación con el fin de financiar el periodo escolar de los estudiantes. Además, incentivar la calidad de los docentes y aumentar los cupos en la universidad pública para afrodescendientes e indígenas.
Respecto a la salud, se debe implementar una estrategia de atención primaria y comunitaria que contenga modelos de prevención, promoción y atención a los pacientes que incluya a las parteras y su saber ancestral. Se necesita priorizar la construcción de un hospital regional de segundo y tercer nivel en Buenaventura y fortalecer los hospitales de Tumaco y Quibdó. También hay que incentivar el talento humano para que trabaje en las zonas más lejanas y dispersas e implementar el uso de la telemedicina y las nuevas tecnologías.
Finalmente, hay que darle prioridad a la implementación de los acuerdos de paz, teniendo en cuenta aspectos como la sustitución de cultivos de uso ilícito; garantías de protección y reinserción a los desmovilizados; apoyo a los líderes y las organizaciones sociales; respeto a los derechos humanos y la consolidación de los proyectos de desarrollo social y económico en los municipios Pdet. En este contexto, es indispensable también que el próximo gobierno se comprometa a cumplir el 100% de los acuerdos del Paro Cívico de Buenaventura de 2017 y crear nuevas propuestas para el desarrollo de la ciudadanía.
Como vemos, son múltiples y complejos los retos que tendrá por cumplir la próxima administración para fomentar el desarrollo de la región y rescatarla de la pobreza y el abandono histórico. Por la inmensa riqueza de sus recursos naturales y su biodiversidad, por su estratégica ubicación geopolítica y la cultura pluriétnica de sus comunidades, el Pacífico debe ser una prioridad en la agenda del futuro gobierno.