Por José David Name Cardozo
Senador de la República
Partido de la U
Para lograr la consolidación de modelos de movilidad y transporte sostenible en todo el territorio nacional, es fundamental incentivar la electrificación del transporte público urbano y el acceso individual a la movilidad eléctrica, a través de políticas públicas coherentes, y el desarrollo de una infraestructura adecuada. En este escenario, es preciso eliminar las barreras que obstaculizan y entorpecen el camino hacia la modernización del transporte en Colombia.
Al ser el sector transporte uno de los mayores consumidores de energéticos a nivel nacional con un 40%, del cual el 96% proviene de combustibles fósiles, su transformación resulta clave para lograr el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones de CO2 y la electrificación sostenible de la economía colombiana. Privilegiar el uso de la electricidad en el transporte nos permitirá contar con una movilidad ecológica, eficiente, silenciosa y libre de combustibles fósiles.
De acuerdo con Andemos (Asociación Colombiana de Movilidad Sostenible), Colombia es uno de los países de la región que más volumen de matrículas anuales registra y uno de los que tiene mayor flota circulante con 10.000 vehículos totalmente eléctricos, más de 8.900 híbridos-eléctricos de todo tipo y más de 12.600 motocicletas eléctricas. Durante el pasado mes de septiembre, el segmento de vehículos híbridos y eléctricos experimentó un aumento del 22,7% en las matriculaciones. Datos que alienta sobre la buena dinámica y el futuro de este sector, que tiene una demanda creciente.
En materia legislativa se han presentado importantes avances como la Ley 1964 de 2019, que establece esquemas de promoción para el uso de vehículos eléctricos y de cero emisiones a través de incentivos en parqueaderos, impuestos y pico y placa; y la Ley 2099 de 2021, que exime del pago de contribución a la energía destinada para la carga de vehículos eléctricos en estaciones públicas y sistema de transporte. Sin embargo, las modificaciones realizadas por el gobierno a las excepciones en aranceles a vehículos con estas tecnologías vienen entorpeciendo la migración de los colombianos a los vehículos eléctricos.
Aunque son importantes los avances que ha logrado el país, en la transición hacia la movilidad eléctrica, todavía hay un largo camino por recorrer en este sentido. Son muchos los retos que tenemos por delante para lograr verdaderos avances, entre ellos: derribar los paradigmas; conseguir la movilización del sector transporte, la industria y los gobiernos locales; integrar la sostenibilidad a las infraestructuras urbanas; desarrollar infraestructura eléctrica de recarga pública con suficientes estaciones; lograr la revitalización del modo férreo; mantener estabilidad normativa, por mencionar solo algunos.
Si queremos que la industria de la movilidad eléctrica nacional siga en su senda de crecimiento, es imprescindible continuar avanzando en una regulación clara y definida que fomente los cambios en el consumidor. Impulsar nuevas políticas públicas a nivel territorial será clave para la electrificación del transporte público urbano en las principales ciudades e impulsar la electromovilidad a nivel individual.
Darle a la movilidad sostenible el despegue que merece, es una tarea que se debe acelerar en el país si queremos obtener resultados significativos en la mitigación de los efectos del cambio climático, y avanzar en la transición energética.