Por Norma Hurtado Sánchez
Senadora de la República por la U
En la constante búsqueda de oportunidades para impulsar transformaciones sociales y económicas, Colombia parece haber dejado pasar una oportunidad histórica: ser la sede de los Juegos Panamericanos en 2027, el máximo evento multideportivo de las Américas. Más allá de ser un evento de gran magnitud, este acontecimiento ofrecía beneficios que van más allá de las competiciones, pero lamentablemente, el Gobierno nacional y el Ministerio del Deporte no han comprendido a tiempo su importancia.
El simple acto de albergar los Juegos Panamericanos ya implica una inversión significativa en infraestructura y restauración de escenarios deportivos. Esto no solo brindará a nuestros atletas un entorno de clase mundial, sino que también dejaría un legado duradero para las comunidades locales. Estadios modernos, coliseos, centros acuáticos y gimnasios no solo son esenciales para la celebración de los juegos, sino que se convierten en espacios de recreación y actividad física a largo plazo.
Los Panamericanos también representan una oportunidad inigualable para impulsar la economía. La llegada de atletas, entrenadores, turistas y medios de comunicación internacionales generarían un aumento significativo en el turismo y el consumo local. Hoteles, restaurantes, comercios y servicios de transporte experimentarían una demanda que estimula la economía gracias a este tipo de eventos.
Sin embargo, más allá de los aspectos económicos y de infraestructura, los Panamericanos representan una oportunidad única para resaltar la importancia del deporte como instrumento de transformación social. Estoy convencida de que el deporte es un aliado educativo y cultural, como también una estrategia efectiva de prevención de violencia y promoción de hábitos saludables. Como senadora, he sido testigo de su impacto positivo: la ley de mi autoría 2154 de 2021, facilitó el camino para grandes eventos como los Panamericanos Junior (2021), los Bolivarianos (2022) y el Mundial de Atletismo Sub20 (2022). La visibilidad internacional de los atletas colombianos no solo fortalece sus carreras deportivas y el sentido de identidad nacional, sino que también sirve como modelo a seguir para nuestros niños, niñas y adolescentes. Su impacto va más allá del ámbito deportivo. El deporte es un agente poderoso que trasciende barreras sociales, culturales y económicas. Por eso es crucial reconocer y aprovechar plenamente ese potencial.
Si se confirma la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos 2027, sería una vergüenza histórica. Además, expone al país a eventuales sanciones por los incumplimientos del Gobierno en el pago de los derechos de organización del evento. Es momento de entender que al invertir en el deporte, no solo estamos fomentando la salud y el bienestar, sino que también estamos construyendo un camino hacia el progreso económico, la infraestructura sostenible y la transformación social. Sin los Juegos Panamericanos, perdemos todos.
