Por José David Name Cardozo
Senador del Partido de la U
Aunque el Distrito de Barranquilla evidencia claras señales de progreso y a nivel infraestructural los avances son notables, en materia de movilidad todavía no se da la talla. Con un servicio cada vez más deficiente, el Sistema Integrado de Transporte Masivo de Barranquilla y su área metropolitana, Transmetro, se encuentra muy lejos de cumplir las expectativas de los ciudadanos, quienes exigen un servicio eficiente, seguro y efectivo.
El mantenimiento a la flota de buses, compromiso de los concesionarios Sistur y Metrocaribe, es casi nulo. El pésimo estado en que se encuentran los buses, las bajas frecuencias de los vehículos, la deteriorada infraestructura de las estaciones y portales, la congestión de pasajeros en las horas picos, son las principales quejas de los usuarios que en los últimos años han ido migrando a otros medios de transporte.
De los 204 buses que deberían estar operando, solo funcionan 144, es decir que faltan 60 buses en las calles para atender la demanda. Las deficiencias con las que nació el Transmetro, producto de la improvisación y precipitud de los estudios iniciales que dieron origen al sistema, con un sobredimensionamiento del número de usuarios por día, problemas de infraestructura, operación, logística y obras, son las que lo han mantenido agonizante por largo tiempo.
A pesar de que la creación del Fondo de Estabilización Tarifaria (FET), impidió en su momento, la parálisis del servicio, aun el sistema no responde a las exigencias de los barranquilleros y una vez más vuelve a estar en el ojo del huracán por su crisis financiera, reflejada en el deficiente servicio. Alejando cada vez más la posibilidad de recuperar a los usuarios que han migrado a otros modos de transporte, los saldos en rojo le restan a la operación, sumando millonarias pérdidas.
Poco se ha podido apaciguar la delicada situación financiera del Transmetro. De los $27.269 millones provenientes de una adición al Presupuesto General de la Nación, aprobada por el Congreso de la República, para aliviar el déficit operacional del Transmetro, $18 mil millones fueron embargados, no sirvió de mucho. Y quienes se encuentran pagando los platos rotos son los usuarios, con un pésimo servicio.
Mientras los entes de control, investigan el caso para establecer responsabilidades y presuntos detrimentos, urgimos al presidente Gustavo Petro a buscar nuevas fórmulas para salvar no solo al Transmetro, sino también a los sistemas masivos del país que se encuentran en crisis. Idear nuevas fórmulas financieras que permitan su rescate es uno de los grandes retos que tiene el Gobierno Nacional.
Las medidas de fondo de reingeniería que requiere el sistema y su financiación para garantizar una mejor operación son aspectos, de los que aún no se tiene claridad a futuro, por lo cual es importante que se le dé al sistema, la luz que necesita. El mejoramiento del servicio del Transmetro es un tema que no da espera. Una reestructuración integral, con el apoyo del Gobierno Nacional, es clave para rescatar el sistema masivo y evitar su colapso.