Más allá de los resultados de las pasadas elecciones al Congreso y de las consultas interpartidistas, esta jornada democrática nos dejó grandes enseñanzas. Una de ellas fue la importancia que tienen las regiones para la construcción de un nuevo país. También demostró que la opinión de las comunidades tradicionalmente olvidadas debe ser escuchada en el contexto nacional y nos reveló el surgimiento de interesantes liderazgos.
Tenemos casos ejemplarizantes como el de Carlos Amaya, ex gobernador de Boyacá, quien se destacó en la consulta del Centro Verde Esperanza o el de Francia Márquez, la segunda más votada en la consulta del Pacto Histórico.
Pero el caso más interesante es el de Federico Gutiérrez, ganador de la consulta del Equipo por Colombia, quien, con más de dos millones de votos, demostró que es un líder que está conectado con la realidad de la gente en las regiones. Él ha basado su agenda en la necesidad de mejorar la calidad de vida de las comunidades, en generar confianza en las instituciones y dar mayor oportunidad a los colombianos.
La visión de país de Gutiérrez está en concordancia con la de todos los precandidatos que hicieron parte del Equipo por Colombia y de quienes la apoyamos. Somos líderes de las regiones con experiencia en gobernar, que hemos apostado a cerrar las brechas sociales, mejorar la calidad de la educación y la salud, promover el desarrollo sostenible, garantizar la seguridad y generar más y mejores empleos. Es por ello que trabajaremos de forma decidida para promover su campaña a la presidencia de la República.
En el caso de las elecciones al Congreso, con más de un millón 500 mil votos, el Partido de la U sigue demostrando la confianza de las comunidades en nuestras propuestas surgidas desde las regiones para la construcción de un mejor país. Los vallecaucanos, por ejemplo, se sienten representados en el legislativo con el trabajo y entrega de líderes como Juan Carlos Garcés y Norma Hurtado, quienes hacen parte del grupo de nuestros 10 senadores electos, que apostarán por impulsar las transformaciones sociales, económicas y ambientales que el país necesita.
Esta apuesta se basa en una de mis mayores convicciones, la de que el país se construye desde las regiones. Es allí desde donde deben surgir las políticas públicas como respuesta a las problemáticas reales de las comunidades. Esta convicción toma más fuerza si tenemos en cuenta el impacto de la Pandemia y el estallido social en la vida de los colombianos.
En mi recorrido por el país entendí, que más que pensar en ideologías de derecha o de izquierda quienes están en los municipios, veredas o barrios marginales de las ciudades, les preocupa es cómo mejorar su situación económica y social en sus territorios.
Por eso debemos seguir trabajando por fortalecer los liderazgos regionales que apuesten a la reactivación de la economía, que mejoren la productividad y que incentiven el tejido empresarial que conforman las micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales generan cerca del 90% del empleo.
Pero también se debe impulsar la agenda social, fortalecer las redes de protección social que protejan a los informales y a los independientes, priorizar el sector campesino para que sean empresarios del agro, así como promover la sociedad del conocimiento, invirtiendo más recursos para la ciencia, la investigación, la innovación y las tecnologías. Todo ello para cerrar esas grandes brechas que existen entre las regiones, entre hombres y mujeres o con los jóvenes.
Este es el momento del liderazgo regional. Como ciudadanos debemos estar atentos a que las agendas de quienes aspiran a la presidencia de la república tengan esa visión descentralizada e incluyente de país, que tengan a las regiones como protagonistas en sus planes de desarrollo y que planteen políticas públicas para resolver los grandes problemas que nos aquejan, para generar empleo, reactivar la economía, buscar la paz y la justicia. Es hora de retomar el camino para construir una Colombia que merece volver a confiar y a sonreír.
